lunes, 11 de enero de 2016

A sabotear el show ajeno: Y en la práctica, tropecé yo mismo

Hace unos pocos días, el gran luchador enmascarado de FULL Antofagasta, Jack Dragon, dio una entrevista a Indy Wrestling CHILE en la cual tocó varios puntos que conciernen a la lucha libre nacional. Entre todos ellos, hubo uno sobre el cual tengo mucho que decir, y que motivó la columna de hoy.

Recuerdo muy bien aquel show del domingo 15 de noviembre del año 2015. Había mucha expectativa porque, por vez primera, venían a nuestra compañía luchadores provenientes del norte de Chile, además de haber preparada una interesante cartelera con nuevos luchadores y encuentros nunca antes vistos. No obstante, al comenzar el show, y durante todos los combates, una desagradable sensación me invadía; no tardé en captar que algo no marchaba bien con el público. La reacciones de este eran demasiado exageradas, y no dejaban a los luchadores hacer bien su trabajo. Al salir a revisar el por qué de esta situación, de inmediato comprendí de qué se trataba. Con verdadera vergüenza ajena -porque era una situación de un patetismo inusitado- observé que entre la audiencia estaban presentes integrantes -luchadores, managers y staff- de otra agrupación de lucha libre que, con el infantilismo propio de un niño en una pelea de pandillas rivales, habían venido exclusivamente a burlarse de nuestros luchadores y del show.

¿Les da vergüenza leer esta anécdota, verdad? Quiero aclararles, queridos lectores, que NO es la primera vez que me encuentro con esta situación. Es un cuadro con el cual llevo encontrándome desde hace cinco años al menos una vez al mes; si esta escena no ocurre en mi propia promoción, tengo la mala suerte de verla cuando voy de espectador al show de alguna agrupación amiga. De todas las malas prácticas que existen en la lucha libre nacional, el asistir como público a otras agrupaciones para sabotear el show o desquitarse con gritos de algún colega con el cual tienen mala relación es una de las más extendidas, y cuando no es la reina de las prácticas idiotas en Chile, al menos es una candidata segura al trono. Porque las consecuencias de esta práctica se extienden más allá del hecho de que haya "mala onda" entre promociones; es una actitud que le hace un daño inconmensurable a nuestro deporte.

No desesperen, señores patriotas, que esta práctica no fue invención de los chilenos. Asistir como público al show de otra compañía con la intención de hacer daño ya se ha visto en el circuito independiente norteamericano; no es un incidente frecuente, pero si ha ocurrido. El caso más tristemente célebre es el famoso altercado entre la Extreme Championship Wrestling (ECW) y la Xtreme Pro Wrestling (XPW). En esa oportunidad, luchadores de la XPW irrumpieron como parte del público durante el evento de la ECW en Los Ángeles, Heat Wave 2000. Aunque fueron expulsados del edificio por el equipo de seguridad, lo que vino a continuación no tuvo nada de glamoroso. En el estacionamiento del lugar, luchadores de la ECW se enfrascaron en una brutal pelea con el staff de XPW, el cual culminó con estos últimos arrojados por el suelo apaleados y brutalmente ensangrentados. Una mancha negra en la historia de la lucha libre norteamericana, y un claro ejemplo de las malas consecuencias derivadas de pretender sabotear a otras compañías mediante la asistencia malintencionada a sus shows.

Posiblemente ustedes no han oído hablar de XPW, y existen buenos motivos para explicar este desconocimiento. En su corto tiempo de vida, fue una promoción de muy mala reputación en el medio, y no es difícil entender el por qué. Rob Black, su promotor, era un tipo asociado al bajo mundo y poseedor de toda clase de malas prácticas; el haber enviado a sus empleados a sabotear un show habla precisamente del nulo profesionalismo de Black y sus luchadores. Lo mismo ocurre cuandi luchadores chilenos imitan este hábito: no solo habla muy mal de su nivel educacional, sino también de que difícilmente se les puede dar el título de "profesionales".

Un luchador o manager optando por asistir otra compañía con el propósito de hacer ver mal el show, es un hecho que habla mal de tres personas: de su maestro, de su promotor, y de él mismo. Es prueba de que su maestro probablemente solo le enseñó a rodar por el piso y a pegar, y nada de respetar el deporte. Es signo de que el promotor no se preocupa ni de la actitud -o aun peor, puede ser que incluso promueva esta práctica- de sus luchadores ni de la imagen que estos proyectan hacia el exterior. Y es franca revelación de que el sujeto en cuestión no puede llamarse a sí mismo "profesional"; no se da cuenta del daño que se hace a sí mismo. Porque la triste realidad es que el público reconoce a luchadores presentes entre la audiencia, y solamente puede reaccionar frente a ello con un suspiro de lástima. Suele suceder también que ciertos luchadores, ansiosos por conseguir algún favor de los dirigentes de su agrupación o congraciarse con ellos, pagan su entrada en alguna promoción con la cual sus jefes tienen alguna mala relación para interferir con el desarrollo del espectáculo; esto último habla también de la poca autovaloración de ellos mismos como luchadores, o de los absurdos extremos a los cuales están dispuestos a llegar con tal de conseguir algún mínimo beneficio.

¿Ustedes conciben que luchadores como AJ Styles, Mike Bennett o Zack Sabre, Jr., asistan a un show de la WWE a gritar insultos e intentar hacer ver mal el show? No hace falta ser un experto en el tema para saber la respuesta. Además del hecho de que sus compañías los sancionarían inmediatemente por falta de profesionalismo y dañar la imagen de la empresa a la cual pertenecen, ellos son profesionales lo suficientemente inteligentes para comprender la importancia de mantener buenas relaciones con otras promociones de lucha libre, porque algún día pueden terminar trabajando para estas o participando de shows interpromocionales. Cuando en Chile se lleva a cabo la práctica del sabotaje, ocurre también otro tipo de daño: el luchador se cierra a sí mismo las puertas para trabajar algún día en la agrupación a la cual insulta, y cierra también las puertas a cualquier intento de realizar un show interpromocional. En nuestro país existen centenares de "combates soñados" entre luchadores de agrupaciones distintas, los cuales no han podido llevarse a cabo por la estupidez de quienes insisten en promover la enemistad entre compañías.

¿Realmente crees, luchador chileno, que obtienes algún beneficio por ir a gritarle cosas a ese colega con el cual tienes bronca? Permíteme aclararte una cosa: no solo dañas tu imagen. No solo manchas la reputación de tu maestro. No solo das luces del tipo de persona que es tu dirigente. No solo dejas a tu agrupación en ridículo. No solo te cierras a ti mismo las puertas de una compañía que algún día te podría incluir en sus filas. No solo evitas la posibilidad de un buen negocio al impedir un memorable show interpromocional. Hay alguien más que sale lastimado: es tu propio deporte. Sí, la lucha libre chilena sufre un daño cada vez que aparentas ser rudo por ir a gritar tonterías a los shows ajenos. Porque la gente te ve actuando como un burro, y de inmediato se hace la idea de que por más que te llames a ti mismo "luchador", jamás dejaste de ser "fan". La gente te oye hablando de ti mismo como "profesional", pero en la práctica sigues siendo un "amateur". Por desgracia, si la gente ve que uno de nosotros actúa como aficionado, de inmediato piensa que todos somos aficionados. Y una lucha libre llevada a cabo por aficionados, es un espectáculo incapaz de despetar el interés del público.

2 comentarios:

  1. muy buena nota, ojala la tomen en cuenta

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  2. Es (muy a mi pesar) parte de la idiosincracia de Chile, el conocido "chaqueteo". Ha sido uno de los auspiciadores de nuestras mayores maldiciones. La mediocridad. En política, nos fuerza a elegir el mal menor y no apoyar a nuevas opciones políticas no tradicionales. En la lucha libre, no solo nos limita a crear una falsa competencia (que existe únicamente en el ego de los luchadores y promotores mas enajenados), sino a destruir el interés del público en general en el espectáculo que se monta.
    Desafortunadamente, cuando la gente ejerce ese chaqueteo de vuelta nos quedamos de a poco sin público.
    Los luchadores a través de todo el país deberían ser conscientes de este fenómeno y no caer en las trampas del ego y de las mediocridades. Independiente del nivel que REALMENTE tengan. Siempre librarse de eso, te llevará indudablemente a ser mejor.

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